Lectio octogesima sexta ( 86 ) Patere tua consilia non sentis ? 1. Marcus Tullius Cicero, patronus clarissimus oratoque vehementissimus, in Senatu Romano Catiline conjurationem malefactaque denuntiat : 2. « Quouque tandem abutere, Catina, patiencia nostra ? 3. Quamdiu etiam furor iste tuus nos eludet? Quem ad finem sese effrenata iactabit audacia? 4. Nihiline te nocturnum praesidium Palati, nihil urbis uigiliae, nihil timor populi, nihil concursus bonorum omnium, nihil hic munitissimus habendi senatus locus, nihil horum ora uoltusque mouerunt? 5. Patere tua consilia non sentis? Constrictam iam horum omnium scientia teneri coniurationem tuam non uides? 6. Quid proxima, quid superiore nocte egenis, ubi fueris, quos conuocaueris, quid cosili ceperis, quem nostrum ignorare arbitraris? 7. O tempora! O mores! Senatus haec intellegit, consul uidet; hic tamen uiuit. 8. Viuit? Immo uero etiam in senatum uenit, fit publici consili particeps, notat et designat oculis ad caedem unumqueque nostrum. 9. Nos autem, fortes uiri, satis facere rei publicae uidemur, si istius furorem ac tela uitamus. 10. Ad mortem te, Catilina, duci iussu consulis iam pridem oportebat, in te conferri pestem quam tu in nos omnis iam diu machinaris. »

Octogésima sexta lectura (86) ¿No sientes que tus planes? 1. Marcus Tullius Cicero, el mecenas más ilustre y elocuente, en el Senado romano denuncia la conspiración y maldad de Catilina: 2. "¿Y por qué, Catina, abusamos de la paciencia?" 3. ¿Hasta cuándo nos eludirá esta furia tuya? ¿Quién se lanzará con desenfreno hasta el final? 4. ¿La guardia nocturna del palacio, las vigilias de la ciudad, el miedo del pueblo, la reunión de todos los buenos, el fortísimo lugar de celebración del senado, nada movió los límites de éstos? 5. ¿No sientes los planes de tu padre? ¿No ves que tu conspiración ahora está sostenida por el conocimiento de todas estas cosas? 6. ¿Qué necesitó la noche siguiente, qué necesitó anoche, a dónde fue, a quién invitó, qué dio por sentado, a quién de nosotros cree que no sabe? 7. ¡Oh tiempos! ¡Ay modales! El Senado entiende estas cosas, el cónsul ve; pero aquí vivía. 8. ¿Vivió? No, de hecho, él también entró en el senado, se convirtió en un participante en el consejo público, marca y marca a cada uno de nosotros con sus ojos para la matanza. 9. Pero nosotros, que somos hombres fuertes, se verá que hacemos lo suficiente por el estado, si evitamos su furia y sus armas. 10. Para darte muerte, Catilina, por orden del líder de los cónsules, fue necesario hace mucho tiempo que la pestilencia que has estado planeando contra todos nosotros durante mucho tiempo, cayera sobre ti. »